Algo personal, pero prestado

Me lo encontré la otra noche, en un sueño. Y le pedí permiso. Además cometí ese acto pueril pero irrefrenable que sufrimos algunos mortales frente a otros mortales inmortales: demandarles un selfie. Esto, para abultar el acervo exiguo de cosas por contar y para enviar la foto a un afecto para que se enroscara de envidia. Aceptó con su risa bonancible la segunda solicitud y para la primera me dijo que sí a secas. El Nano —así le decimos los amigos de verdad y los amigos en sueños— después de su aprobación me dijo con sorna que ojalá alguien nos leyera, y antes de darse la vuelta y subir a su casa de la calle del Poeta Cabanyes, pude ver de nuevo sus dos lunares en la mejilla y su suéter cuello de tortuga.

        Mi petición no era otra que reproducir una de sus canciones, ante mi escollo para decir ciertas cosas a ciertos personajes y que al escribirlas no podían ser mejores, más precisas y más vigentes que la letra del cantautor. Aquí va, pues.

ALGO PERSONAL

Probablemente en su pueblo se les recordará / Como cachorros de buenas personas, / Que hurtaban flores para regalar a su mamá / Y daban de comer a las palomas.

Probablemente que todo eso debe ser verdad, / Aunque es más turbio cómo y de qué manera / Llegaron esos individuos a ser lo que son / Ni a quién sirven cuando alzan las banderas.

Hombres de paja que usan la colonia y el honor / Para ocultar oscuras intenciones / Tienen doble vida, son sicarios del mal. Entre esos tipos y yo hay algo personal.

Rodeados de protocolo, comitiva y seguridad, / Viajan de incógnito en autos blindados / A sembrar calumnias, a mentir con naturalidad, / A colgar en las escuelas su retrato.

Se gastan más de lo que tienen en coleccionar / Espías, listas negras y arsenales / Resulta bochornoso verles fanfarronear / A ver quién es el que la tiene más grande.

Se arman hasta los dientes en el nombre de la paz, / Juegan con cosas que no tienen repuesto/ Y la culpa es del otro si algo les sale mal. / Entre esos tipos y yo hay algo personal.

Y como quien en la cosa, nada tiene que perder. / Pulsan la alarma y rompen las promesas / Y en nombre de quien no tienen el gusto de conocer / Nos ponen la pistola en la cabeza.

Se agarran de los pelos, pero para no ensuciar / Van a cagar a casa de otra gente / Y experimentan nuevos métodos de masacrar, / Sofisticados y a la vez convincentes.

No conocen ni a su padre cuando pierden el control, / Ni recuerdan que en el mundo hay niños. / Nos niegan a todos el pan y la sal. / Entre esos tipos y yo hay algo personal.

Pero, eso sí, los sicarios no pierden ocasión / De declarar públicamente su empeño / En propiciar un diálogo de franca distensión / Que les permita hallar un marco previo.

Que garantice unas premisas mínimas / Que faciliten crear los resortes / Que impulsen un punto de partida sólido y capaz / De este a oeste y de sur a norte,

Donde establecer las bases de un tratado de amistad / Que contribuya a poner los / cimientos / De una plataforma donde edificar / Un hermoso futuro de amor y paz.

(Tienen doble vida, son sicarios del mal. Entre esos tipos y yo, entre esos tipos y yo, entre esos tipos y yo hay algo personal)

Algo personal, de Joan Manuel Serrat, de su álbum Cada loco con su tema. 1983

La novela AQUÍ SÓLO REGALAN PEREJIL

cumple un año de publicación en Colombia y España